La Audiencia Provincial de Málaga consideró probado que Gil decidió concurrir a las elecciones municipales de Marbella en 1991, siendo presidente del Atlético, y “sin contar con autorización del Ayuntamiento ni consultarlo con sus órganos rectores” puso en las camisetas de los jugadores del club rojiblanco en anagrama de Marbella, “y así lograba obtener una propaganda electoral de cara a los ciudadanos”.